by David Wilkerson | November 14, 2014 Cuando la voz de Dios no es oída, los hombres corren y trabajan para Él sin haber sido comisionados, están por su cuenta. Yo he estado ahí, haciendo cosas buenas, aceptando retos, convencido de estar de pie en contra de los hacedores de maldad. Y terminé con miles de dólares en deudas, cansado y desilusionado, pidiendo ayuda por todos los lados. Yo no había sido enviado por Dios, pero no podía entender. Estaba quebrantado, tenía carga, estaba dispuesto a entregar tanto; nada de esto nació de la oración, era sólo una compasión humana. Pero luego, dije: "¡Basta ya, Señor! No daré un paso más, a menos que Tú lo digas. ¡No me moveré hasta que Tu voz sea oída!" Y cualquier dinero que se necesitara, llegaba, porque Dios respalda lo que Él origina. Es gozo sin carga, paz sin mendigar. La mendicidad en los ministerios de hoy es un resultado del hombre haciendo cosas buenas sin haber sido enviado por la voz de Dios. Ellos han confundido sus ...
"Yo soy la Vid verdadera... (Juan 15)