Extracto del libro: Sufrir Nunca es en Vano Autora: Elizabeth Elliot Cuando estaba pegada a mi radio de onda corta en la jungla de Ecuador en 1956 y escuché que mi esposo había desaparecido, Dios me recordó las palabras del profeta Isaías: «Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo…». Como podrás imaginar, mi respuesta no fue muy espiritual que digamos. Expresé: Pero Señor, Tú estás conmigo todo el tiempo, lo que quiero es a Jim. Quiero a mi esposo. Llevábamos 27 meses de casados después de esperar cinco años y medio. Cinco días después supe que Jim estaba muerto. La presencia de Dios conmigo no era la presencia de Jim, y eso fue un hecho terrible. La presencia de Dios no cambió el terrible hecho de haber quedado viuda, y pensaba quedar viuda hasta que muriera porque creía un milagro haberme casado aquella primera vez. No podía imaginarme que alguna vez me casaría por segunda vez, y mucho menos por tercera. La presencia de Dios no cambió el hecho de mi viudez. La ausencia de Jim me...
"Yo soy la Vid verdadera... (Juan 15)