El SEÑOR es mi porción, dice mi alma; por tanto, en él esperaré Lamentaciones 3:24 [Predicado en Olney el domingo 10 de marzo de 1765 por la mañana] El profeta Jeremías y los adoradores espirituales de Dios en su tiempo, vivían en un día nublado y oscuro. Aunque el Señor les puso una señal para bien, y les dio la vida por botín, sin embargo [ellos] estaban profundamente afectados por la calamidad común de su pueblo. No es una prueba pequeña para el pueblo de Dios vivir donde prevalece la maldad, suponiendo que no sufran más que por lo que ven y oyen a su alrededor, pero cuando el Señor se levanta para tomar venganza, cuando envía sus juicios desoladores, cuando rompe el bastón de pan y agua, o dice a la espada: Espada, pasa por la tierra, su pueblo, así como los demás, tienen parte en el problema, y eso con justicia, porque no han sido tan fieles como deberían en soportar un testimonio contra el pecado, ni se han humillado tan profundamente ante Dios por este motivo como les correspo...
"Yo soy la Vid verdadera... (Juan 15)