David Wilkerson (1931-2011) En el evangelio de Lucas, leemos la historia de un fariseo llamado Simón que invitó a Jesús a su casa a comer. No estoy seguro de por qué un fariseo invitaría a cenar a Jesús, y mucho menos traería a otros hombres religiosos estrictos para comer con él. Una razón probable de la invitación fue que Simón y sus amigos querían determinar si Jesús era un profeta o, en realidad, descartarlo como tal. El pasaje aclara que Simón conocía la reputación de Jesús como profeta (ver Lucas 7:39). Las Escrituras no nos dicen de qué habló este grupo alrededor de la mesa de la cena, pero podemos suponer que tenía que ver con teología. Los fariseos se especializaban en el tema, y en otras ocasiones habían tratado de engañar a Jesús con preguntas absurdas. Cristo sabía lo que había en el corazón de estos hombres, y rápidamente quedó claro. Lo siguiente que leemos es que una mujer de la calle “que era una pecadora” irrumpió en la escena. Aquí veo a Jesús mostrándonos dónd...
"Yo soy la Vid verdadera... (Juan 15)