Cabecearon Todas...

Extracto del Libro: Cabecearon Todas y Se Durmieron
pág. 125-126| Autor: Marvin Byers.

Desafortunadamente, las diez vírgenes cabecearon y se durmieron como resultado de la demora del esposo. Sin importar por qué lo hicieron, no podía haber sido la reacción correcta para ninguna de ellas.

¿Sería menos trágico que cuando los discípulos se durmieron en Getsemaní? Ellos durmieron y dejaron que el Salvador enfrentara, con gran dolor, una batalla abrumadora por sus propias almas. Él se dolió solo (Mr. 14:34-37). Hoy, las diez vírgenes, que simbolizan el Reino de Dios, duermen mientras el Esposo se regocija de que está cercana la hora por la cual murió-Sus bodas. Pero Él se goza solo, porque Su Esposa cabecea y se duerme.

Algunos podrían responder: "Pero yo no estoy durmiendo. Yo no me he apartado del Señor" . Si una persona ha entrado en un cabeceo y sueño en sentido espiritual, no significa necesariamente que se haya apartado del Señor. En Marcos 13:32-37 descubrimos que, en el contexto de la venida del Señor, estar dormido se refiere a una persona que ya no está velando, o que en su corazón ya no ve hacia arriba. Cuando dormimos nuestros ojos están cerrados; ya no vemos. Dormir se refiere a una falta de visión o expectación. Además, cuando dormimos hay una falta total de emoción o expresión. Generalmente, no nos estamos regocijando cuando estamos dormidos (al menos, no conscientemente).

Algo más sucede cuando dormimos - soñamos. La ciencia ha descubierto que todos tienen muchos sueños durante el sueño, aun quienes creen que no sueñan. Lo que sucede es que no recordamos la mayoría de nuestros sueños; definitivamente, no vale al pena recordar la mayoría de sueños, pues no son más que pensamientos vacíos, inservibles y vanos. Este tipo de pensamientos llena nuestra vida espiritual al entrar en un sueño espiritual. Nuestros pensamientos son dirigidos hacia cosas vanas y vacías, en vez de lo que realmente importa en la vida-el Señor, y nuestra relación con Él.

¡Cuán fácil es que pongamos nuestro afecto en cosas terrenas, en vez de ponerlo sobre el Señor! ¡Cuán fácil nos es buscar las cosas terrenales, en vez de las celestiales! (Colosenses 3:1-2.) Este mundo presente es vano, y perseguir metas terrenales es vanidad. El profeta Jonás declaró: "Los que siguen vanidades ilusorias, su misericordia abandonan" (Jonás 2:8). Cuando las cosas de este mundo ocupan el primer lugar en nuestra vida, o aun cuando apabullan nuestra relación con el Señor, estamos dormidos espiritualmente.

Al acercarnos al momento más grande de la historia, quizás nos hemos rendido ante el sueño espiritual a causa de nuestra desilusión por la demora ; pero es tiempo de despertar y ver al Señor, no es tiempo de dormir. Además de estar buscando Su presencia, debemos desear ver como Él ve, y gozarnos como Él se goza. ¡la boda está a las puertas! Es tiempo de desechar todo distractor, y rehusarnos a permitir que las cosas y placeres de este mundo consuman nuestro tiempo, aun cuando muchas de esas cosas sean legítimas.

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