El Holocausto Continuo


Después de la caída de Adán, la primera historia que menciona la Biblia es sobre dos hombres ofreciendo sacrificios. El Señor les mostró el Holocausto Continuo para que el hombre fuese restaurado.

Holocausto Continuo: es cuando sacrificamos al Señor alabanza y oración en la mañana y en la tarde. Tiene varios nombres, algunos le llaman altar familiar, oración familiar, devocional personal, etc. 

Desde el principio Dios estableció este continuo sacrificio leamos en Éxodo 29:38-46 

"Esto es lo que ofrecerás sobre el altar: dos corderos de un año cada día, continuamente. Ofrecerás uno de los corderos por la mañana, y el otro cordero ofrecerás a la caída de la tarde. Además, con cada cordero una décima parte de un efa de flor de harina amasada con la cuarta parte de un hin de aceite de olivas machacadas; y para la libación, la cuarta parte de un hin de vino. Y ofrecerás el otro cordero a la caída de la tarde, haciendo conforme a la ofrenda de la mañana, y conforme a su libación, en olor grato; ofrenda encendida a Jehová. Esto será el holocausto continuo por vuestras generaciones, a la puerta del tabernáculo de reunión, delante de Jehová, en el cual me reuniré con vosotros, para hablaros allí. Allí me reuniré con los hijos de Israel; y el lugar será santificado con mi gloria.Y santificaré el tabernáculo de reunión y el altar; santificaré asimismo a Aarón y a sus hijos, para que sean mis sacerdotes. Y habitaré entre los hijos de Israel, y seré su Dios. Y conocerán que yo soy Jehová su Dios, que los saqué de la tierra de Egipto, para habitar en medio de ellos. Yo Jehová su Dios".

Cuando el Señor Jesús fue tentado, Satanás le ofreció todo el mundo, si le adoraba una sola vez, ¿por qué es tan importante la adoración y alabanza? Primero, recordemos que en el libro de Daniel se nos anunció que el "cuerno pequeño" quiere eliminar este sacrificio continuo en el tiempo del fin. Hay muchos cristianos que ya no ofrecen su sacrificio continuo en estos días y vemos que se va cumpliendo la profecía.

Veamos algunas razones para seguir perseverando:

a. Para ser librados de la condenación. Cristo no condena, es Satanás el que nos hace creer que es Dios para que perdamos el amor por Él. Ninguna relación de amor florece si una parte condena a la otra.

b. El Salmo 132 y 50 nos muestra un pacto con el Señor. Un pacto con sacrificio: “juntadme mis santos, los que hicieron conmigo pacto con sacrificio”. Esos que van a ser arrebatados por el Señor en las nubes, fueron fieles ofreciendo sacrificios de alabanza y oración.

c. 2 Cor.5:21 Cristo se hizo pecado, así como nosotros somos pecado. Él asimiló en el huerto de Getsemaní, el ADN de Adán, la mera vida humana que recibimos de Adán, para luego hacernos justos en Su justicia. Él pone en nosotros, sobrenaturalmente Su ADN, Su vida. Aunque fallemos y aún se manifiesta la carne, no debemos condenar a Cristo que vive en nosotros, solo hay que crucificar la carne cada día negándonos a nosotros mismos. Los que no aman al Señor van a usar estas verdades para vivir flojamente, pero el que lo ama, las usará para acabar con la condenación. 

d. Porque es Sabio y bueno alabarle. Ap.5:12 Él es digno de ser alabado. Sal.8:3 cuando veamos quién es Él, ese Dios glorioso debe ser alabado por sus proezas. Él es un Dios infinito, Satanás no puede darle batalla. Él nos ha demostrado misericordia y amor infinito al hacerse hombre y expiar los pecados y, por si fuera poco, va a escoger su esposa de entre estos pecadores redimidos. ¡Aleluya!

Ejemplo: Dios pudo tomar a María Magdalena, con toda su suciedad y sus 7 demonios y transformarla en uno de los discípulos más gloriosos del Nuevo Testamento. Ella fue escogida para anunciar a los grandes apóstoles la noticia más gloriosa: la resurrección de Cristo. Aquí también vemos que el Señor toma tanto a varones como a mujeres y de su voluntad los usa. Los diferentes roles que Dios asignó a hombres y a mujeres tienen propósitos gloriosos y eternos. La mujer puede predicar, si Dios quiere usarla, igual que el varón. Pero lo principal es estar agradando al Señor en cada uno de los roles que nos corresponden y no tener miedo de avanzar en la dirección que Él nos ha trazado.

e. Los ángeles se asombran al ver que no adoramos al Señor todo el tiempo como ellos lo hacen, con un impulso irresistible. Ellos conocen la belleza de su creador. A nosotros no solo nos creó, sino que fuimos engendrados por Él, ¡somos sus hijos y no le adoramos! ¡qué ignorantes somos! Él es infinito en humildad y mansedumbre. 

Él quiere ser alabado:

  • Cuando oramos, Él se humilla y se coloca delante de nosotros, para saber si estamos contentos con Él. ¿Estás contento(a) con mi ayuda, mi salvación, mi sustento, mi presencia? Y esto no es por orgullo. Es humildad infinita, porque ¿qué es el hombre para que en él pienses?¿qué clase de Dios tiene un interés en lo que unos limosneros piensen de Él? ¡Qué humildad!

  • Él quiere que lo alabe y adore, pues me convertiré en eso mismo que adore. Esa es mi comida espiritual. 2 Cor.3:18 somos transformados de gloria en gloria, en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.

f. En Juan 4, el Señor tiene sed: se deleita en oír nuestra voz. Sino le doy a Dios el privilegio de oír mi voz, no puedo exigir escuchar Su voz. El Señor también tiene inquietud en la caminata del adorador y por ello nos muestra cómo trató con la vida de la Samaritana, para que ella fuese una verdadera adoradora.

g. Debemos llegar al templo para darle algo al Señor, no para recibir. Necesitamos crecer hasta llegar a ser maduros. Por lo que leemos en 1 Juan sabemos que hay niveles espirituales y en Cantares 2:16 la amada hace énfasis en "mi amado es mío", hablando igual a un bebé espiritual. Quizá después de que es saciada sonría. Luego la amada va madurando y dice "yo soy de mi amado y mi amado es mío", más tarde dice "yo soy de mi amado, y conmigo tiene su contentamiento", a estas alturas ya ha madurado la Amada. Ella se da a Él completamente.

Otros que también dieron algo al Señor: Jacob ungió la roca; María ungió a Cristo; en el libro de Zacarías aparecen los dos ungidos que vierten aceite y por último, el salmista dice que el aceite desciende de la cabeza de Aarón y baja hasta el manto. Si pasamos tiempo ungiendo al Señor con alabanzas y adoración, Él va a ministrarnos y este aceite alcanzará al cuerpo de Cristo.

- Un secreto: La naturaleza del Señor es devolvernos todo lo que le damos, multiplicado. Le damos un sacrificio continuo y Él nos bendice y derrama su unción sobre nosotros.

h. Jn.1:1-2 dice que en el principio era la Palabra y esa Palabra creó todo lo que existe. Las palabras son lo que somos. Y Cristo es la expresión divina de Dios, el Verbo. Podemos encontrar esa palabra divina en nuestra boca. ¿Sabías que si Dios quisiera usar nuestra boca podría crear otro universo? De ahí la importancia de las palabras. 

i. Al presentarnos diariamente en alabanza y oración, el Espíritu de Dios nos puede dar palabras de autoridad para humillar a cualquier demonio o ángel caído, en el caso de que debamos entrar en alguna batalla contra ellos. Así que no les temamos.

j. La alabanza y adoración es un elemento esencial en la guerra espiritual que todos tenemos. Zac.10:3. dice que Judá es como su caballo de honor en la guerra. Jue.1:1-2 dice que Judá subirá primero -> Judá significa "alabanza" y siempre gana la batalla. También leemos en Gn.49:8 Judá, tu mano en la cerviz de tus enemigos. 

En la entrada triunfal a Jerusalén, todos clamaban y alababan. El Señor Jesús iba a confrontar una batalla contra satanás y necesitaba ese caballo de guerra. La alabanza en espíritu y verdad atemoriza las tinieblas, porque les recuerda de dónde han caído y hacia dónde van Ex.15:11 Nuestro Dios es temible en alabanzas. Muchos impíos también huyen de la verdadera alabanza y adoración en Espíritu y en verdad.

k. Ex.17:8 aquí Israel tuvo guerra contra Amalec, símbolo de nuestra mala naturaleza, la carne. Pero Moisés, Aarón y Hur, pelearon tenazmente en intercesión levantando las manos cansadas de Moisés y así derrotaron a sus enemigos. Para ganar la batalla contra la lujuria, la carne y sus pasiones, es urgente que regresemos al sacrificio continuo.


¡Amén, Señor! ¡Ayúdanos!


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