Déjame mostrarte lo que le sucede a todo hijo de Dios que entra en una relación con persona amargada, injusta y rebelde. Hay consecuencias terribles.
“Y cayó el pavor de Jehová sobre todos los reinos de las tierras que estaban alrededor de Judá, y no osaron hacer guerra contra Josafat” (2 Crónicas 17:10). El reino de Josafat, Judá, fue bendecido y prosperado abundantemente, y nadie se atrevió a venir contra ellos.
Pero después de que Josafat entró en una relación con Acab, dice la Escritura: “Acab…le persuadió [a Josafat] que fuese con él contra Ramot de Galaad…Y él respondió: Yo soy como tú, y mi pueblo como tu pueblo; iremos contigo a la guerra” (18:2-3). Josafat voluntariamente fue succionado hacia una guerra sin esperanza, de la que Dios no tenía parte.
La palabra hebrea “persuadió” en este pasaje significa: “una seducción suave”. Josafat se dejó seducir en una guerra por Acab, respondiendo: “Yo soy como tú”. En otras palabras: “Yo soy tu amigo, así que estoy contigo hasta el final. No te voy a defraudar. ¡Puedes contar conmigo!”
¿Está tu amigo cercano, lleno de amargura, odio, ira y buscando algún tipo de guerra? ¿Está involucrado en una guerra matrimonial, familiar o personal? Y ¿eres como un Josafat para él, ofreciéndole ayuda y ánimo? Si es así, cuidado, porque estás a punto de ser seducido del todo.
Así es, muy pronto te encontrarás justo en el medio del gran lío de tu amigo y se te pedirá que tomes una posición. Si tu amigo está en un matrimonio con problemas, por ejemplo, vas a ser obligado a tomar partido. Y terminarás apoyándolo, ¡en todo su proceso de divorcio!
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