by David Wilkerson[May 19, 1931 – April 27, 2011]
Nuestro Señor tiene un plan maravilloso para cada uno de sus hijos que le ama
y ningún ataque satánico contra Sus hijos podrá alterar jamás esos planes.
Dios sabe las penas, luchas y aflicciones que podemos estar enfrentando hoy,
pero también sabe las cosas gloriosas que Él ha preparado para nosotros. Él
sabe la revelación que recibiremos, cuan útiles seremos, el fruto que
veremos, el gozo y la paz que poseeremos. ¡Él tiene una “palabra buena”
para todo aquel que le ama!
“…Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu” (1 Corintios 2:10).
El Señor desea mostrarnos Su “palabra buena” acerca de lo que ha preparado
para nosotros, y Su Espíritu es el mensajero que entrega esa palabra buena.
¡El Espíritu Santo dará alas a nuestro espíritu decaído con la revelación
de Dios para nosotros y volaremos como águilas saliendo de la trampa de
Satanás!
Escucha estas palabras maravillosas de Isaías:
“¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó
los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su
entendimiento no hay quien lo alcance. El da esfuerzo al cansado, y multiplica
las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los
jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas
fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán;
caminarán, y no se fatigarán.” (Isaías 40:28-31).
La obra del Espíritu Santo es alentarnos y nuestro trabajo es simplemente
confiar que Él cumplirá lo que el Padre le ha mandado a hacer.
Ve a tu habitación secreta ahora mismo, aún en tu estado de desaliento, y
guarda silencio ante el Señor. Aunque no tengas las fuerzas suficientes para
hablar, lo puedes alcanzar en espíritu con esta oración:
“Señor, yo sé que tu Espíritu habita en mí y sé que lo enviaste para
alentarme, fortalecerme y revelarme la mente de Cristo. Así que acudo a Ti
ahora mismo con la fe simple de un niño. Habla a mi corazón palabras de
consuelo porque ya no me quedan más fuerzas. Levántame y dirígeme.”
¡No vas a desmayar! Vas a salir de tu prueba victorioso, porque tu fe habrá
sido probada y tratada como oro. ¡Verás que el Señor cumplirá cada promesa
que te ha hecho!
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