La hermana Margaret fue enviada a China en 1899, y durante siete años
enseñó en un colegio anglicano para niñas, al mismo tiempo que trabajaba para
el Señor. Pero los colegas de trabajo se pusieron envidiosos de ella y la
acusaron falsamente ante los líderes de la misión. Durante esta experiencia
ella aprendió la lección de vivir silenciosamente bajo la sombra de la cruz.
Prefirió sufrir la ofensa y no se defendió, hasta que el responsable de la
misión la llamó de vuelta a Inglaterra y le dijo: “Yo te ordeno que no escondas
nada”.
Sólo entonces contó toda la verdad. Ella reconoció haber sido muy ayudada espiritualmente por D.M. Panton, un hermano famoso por su conocimiento de profecía, quien influyó mucho sobre ella, al punto de llevarla a anhelar la venida del Señor. En aquella ocasión ella esperó tres años en Inglaterra, hasta que el Señor le abriese un nuevo camino para retornar a China. Pasó por grandes dificultades económicas. Ella dice que hasta para conseguir un pedazo de jabón necesitaba ejercitar su fe en el Señor.
Sólo entonces contó toda la verdad. Ella reconoció haber sido muy ayudada espiritualmente por D.M. Panton, un hermano famoso por su conocimiento de profecía, quien influyó mucho sobre ella, al punto de llevarla a anhelar la venida del Señor. En aquella ocasión ella esperó tres años en Inglaterra, hasta que el Señor le abriese un nuevo camino para retornar a China. Pasó por grandes dificultades económicas. Ella dice que hasta para conseguir un pedazo de jabón necesitaba ejercitar su fe en el Señor.
Como a la edad de 42 años regresó a China, esta vez sin una misión que
la sustentara. Aprendió, como Abraham, a esperar que Dios se responsabilizase
de ella. Por causa del Señor, se fue al interior de la China. Casi llegó a
desesperar por causa de las presiones, mas el Señor estuvo a su lado
fortaleciéndola.
Cierta vez, en la mayor dificultad financiera, Miss Barber tenía su
bolsa vacía y necesitaba pagar muchas cuentas. Entonces alguien le ofreció
cierta cantidad para ayudarla, pero cuando le entregó la ofrenda, le aconsejó
que no fuera fanática. Aunque realmente necesitaba mucho el dinero en aquel
momento de angustia, lo rechazó. Se sentía responsable en ser fiel a Dios, y
Dios tuvo que responsabilizarse de ella. Al día siguiente, sucedió una cosa
maravillosa. El hermano Panton le envió desde Inglaterra una ofrenda urgente
por telegrama. Miss Barber se comunicó con él, preguntándole por qué había
enviado esa cantidad por telegrama. El respondió que no sabía, pero que durante
la oración sintió que precisaba enviar aquella cantidad y que debía ser por
telegrama.
Lecciones para jóvenes obreros
Realmente Miss Barber fue una persona de oración, que sabía mirar al
Señor no sólo por sus necesidades cotidianas, sino que oraba también para que
Dios abriese las puertas para su obra. El Señor le envió una compañera de
trabajo y oración, veinte años más joven que ella, M.L.S. Ballord. Humanamente
hablando, eran dos mujeres débiles que no tenían el fuerte sustento de una
Misión. ¿Qué podían hacer por el Señor? Gracias a Dios, desde el punto de vista
espiritual no eran de ningún modo débiles. Aunque en aquella época parecía muy
difícil y remoto ganar la vasta China para Cristo, las dos misioneras sabían
que para lograr esa meta era preciso que Dios levantase muchos hermanos
jóvenes. Así que comenzaron a orar específicamente por eso durante 10 años, y
el Señor realmente envió un gran avivamiento a un lugar cercano a donde ellas
vivían y levantó a algunos hermanos jóvenes que amaban a Dios. Uno de ellos fue
Watchman Nee.
Durante un año y medio, posiblemente en 1922, casi todos los sábados, el
hermano Nee, junto con otros jóvenes, visitaban a Miss Barber para ser guiados
por ella. Pero algunos fueron desistiendo porque ejercía la disciplina con tal
seriedad, que no pudieron soportar su reprensión. El hermano Nee decía: “Ella
reprende fuertemente y sin razón. Pero después de ser reprendido por ella, uno
queda más aliviado.” Todas las veces que él iba a verla se preparaba para
recibir una reprensión.
Hubo una época en que siete jóvenes se encontraban todos los viernes. En
la reunión, el hermano Nee y otro joven responsable discutían ardientemente. El
otro era cinco años mayor que Nee. Cada uno de ellos pensaba que su idea era
mejor y criticaba el punto de vista del otro. A veces el hermano Nee se enojaba
y no confesaba su error. Entonces iba a ver a la hermana Margaret al día
siguiente y le contaba lo sucedido, esperando que ella resolviese el problema
corrigiendo al hermano. Ella, sin embargo, inesperadamente reprendía al propio
Nee, basándose en que la Biblia dice que el hermano más joven debe respetar al
mayor. Al oír esto, el hermano Nee se defendía, diciendo: “No puedo hacer eso.
El cristiano debe hacer todas las cosas con una razón”. Entonces Miss Barber le
decía que la cuestión no era la razón, sino lo que la Biblia enseña. “Los más
jóvenes deben obedecer a los mayores”. A veces, después de una acalorada
discusión, el hermano Nee no conseguía dormir y lloraba toda la noche. El
sábado acudía donde Miss Barber para contarle el motivo de su tristeza,
esperando que ella fuera a actuar con justicia. Pero, después de oírla, él
volvía a la casa y lloraba nuevamente. Estaba triste y enojado por no haber
nacido antes, pues así no tendría que haber obedecido a aquél hermano, y el
hermano tendría que obedecerle a él.
Cierta vez durante una discusión, el hermano Nee concluyó que tenía
mucha razón y procuró convencer a Miss Barber de que su compañero estaba
errado. Esta vez él pensaba que iba a vencer. Pero después de oírlo, Miss
Barber respondió: “Si el otro hermano está errado o en lo cierto, es otro
asunto. ¿Usted halla que se parece a una persona que está cargando la cruz,
acusando a su hermano delante de mí? ¿Usted se parece a un cordero haciendo
así?”. El hermano Nee dijo después: “Estas pocas palabras me avergonzaban mucho
y nunca me olvidé de ellas”. Él pensaba que durante ese año y medio recibió la
lección más preciosa de su vida. Así es cómo Miss Barber orientaba a los jóvenes...
tomado de : https://prisionerodecristo.wordpress.com/2008/04/03/307/
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