Como muchos hijos de Dios no entienden esta conexión entre la vida de fe y la oración de fe, su experiencia del poder de la oración es muy limitado. Cuando desean sinceramente obtener un respuesta de Dios, fijan todo su corazón en la promesa...cuando fracasan, están dispuestos a renunciar a la esperanza; la promesa es verdadera, pero el echar mano de ella en fe está más allá de su poder.
Escucha la lección de Jesús:'' tened fe en Dios'', el Dios vivo. Que la fe mire a Dios más que a la cosa prometida; su amor, su poder, su presencia viva despertará y obrará la fe.
...La cura para la fe débil es hallada en la vigorización de la vida espiritual de uno, mediante la comunión con Dios, echa mano de Dios, deja que Dios tome posesión de tu vida; entonces te será fácil echar mano de la promesa. El que conoce y confía en Dios encuentra fácil confiar en la promesa también.
Nota esta evidencia:
en los santos de antaño, cada muestra especial del poder de la fe fue el fruto de una revelación especial de Dios. Mira a Abraham: ''Y la palabra de Dios vino a Abraham diciendo: No temas, Abram; yo soy tu escudo. Y él lo sacó fuera y le dijo...Y él creyó en el Señor.''
...Fue la revelación de Dios mismo que le dio a la promesa poder vivo para entrar en el corazón de Abraham y edificar la fe.
Como conocía a Dios, Abraham no podía sino confiar en su promesa... Queremos estar a la puerta y pedir; Jesús quiere que entremos y comprendamos que somos sus amigos e hijos.
Que toda experiencia de la pequeñez de tu fe en la oración te impulse a ti primero a tener y ejercitar más fe en el Dios vivo y, en esta fe, entrégate a Él.
Por tanto, hijo de Dios, dedica tiempo a inclinarte delante de Él, a esperar en Él para que se te revele...deja que tu alma en santa reverencia y adoración, ejercite y exprese su fe en el Dios infinito.
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