1. Las Siete Iglesias de Apocalipsis: Éfeso

La Iglesia de Éfeso (o la iglesia Apostólica)

período: 30-100 D.C.

Al contrario del pensamiento popular, el libro de Apocalipsis, en la Biblia, no es un mero cuento de terror del fin del mundo. Es increíble la revelación de Jesucristo que podemos encontrar, si el Espíritu Santo ilumina nuestro estudio de las Sagradas Escrituras. Vamos a dar un vistazo a las cartas que el Señor de Gloria le escribe a los ángeles de las siete iglesias (aquí 'ángel' por implicación es pastor-mensajero).

Según leemos en Apocalipsis 2:1-7, vemos una revelación de Cristo andando en medio de 7 candeleros de oro. El Rey del cielo nos revela que él se pasea en medio de su iglesia, que él está cerca de su iglesia y desea ardientemente estar en comunión con nosotros.No es distante y frío para con su pueblo, como muchas veces solemos pensar cuando la ardua labor de las actividades de Iglesia recaen sobre nosotros, o como muchos(as) hijos(as) de Dios se sienten cumpliendo con su ministerio de padres piadosos criando hijos para el Reino de Justicia, una labor monumental en estos días difíciles. O quizá, muchos jóvenes cristianos que perseveran en guardarse puros y aceptables delante de Dios pueden sentir que ya no tienen fuerzas para seguir luchando, por las tormentas y tentaciones de la vida.

El Señor Jesús vela sobre su pueblo y le advierte  'Yo conozco tus obras, tu fatiga y tu perseverancia', cada labor para Cristo está cuidadosamente anotada en su libro de Memorias. Luego continúa alabando a esta trabajadora iglesia de Éfeso, 'no soportas a los malos, descubres a los falsos apóstoles, tienes perseverancia y has sufrido por mi Nombre sin desmayar'. Sin mencionar que esta iglesia tuvo el privilegio de contar con hombres como: Apolos, Pablo, Timoteo y Juan. Hombres preciosos en Cristo. ¡Cuántos quisiéramos estos líderes en nuestras congregaciones!

El Señor en su amor, les explica su gran falla:  'Pero tengo esto contra ti: que has dejado tu primer amor'. Para él, no es algo pequeño abandonar nuestro fervor del principio, ése que teníamos cuando recién empezábamos a conocerle, orando hasta tarde en la noche o madrugando sólo para estar a solas con él, cuando nuestra relación con El Salvador estaba por encima de todas las demás cosas, ¿Lo recuerdas?

En el verso 5 dice: 'Recuérdalo, arrepiéntete y haz las obras que hiciste al principio; si no, vendré a ti y quitaré tu candelero de su lugar'. Sin candelero no hay luz en nuestras vidas, la advertencia es urgente, las tinieblas nos cubrirán del todo si es Dios mismo el que quita nuestra luz de su lugar. 
El Señor no menosprecia el arduo trabajo, paciencia y sufrimiento de su iglesia, pero desplomarse exhaustos en la cama cada noche pensando lo mucho que hemos trabajado para Dios, aún cuando estamos tan vacíos de él, no es necesariamente servir a Cristo.(A.W.Tozer)

 1 Corintios 13 dice: 'Si yo hablara lenguas humanas y angélicas, pero no tengo amor, he llegado a ser como metal que resuena o címbalo que retiñe. Y si tuviera el don de profecía, y entendiera todos los misterios y todo conocimiento, y si tuviera toda la fe como para trasladar montañas, pero no tengo amor, nada soy. Y si diera todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregara mi cuerpo para ser quemado, pero no tengo amor, de nada me aprovecha'. (LBLA)

Es el Amor de Dios el que nos constriñe y nos impulsa a las buenas obras, no como una obligación religiosa y muerta, sino como un deleite cada sufrimiento. Entonces de cada gota de sudor y sangre que se nos permita derramar por el Reino de los Cielos, correran ríos de gozo y alabanza divinos. Entonces el mundo verá a Cristo en su iglesia, como siempre fue Su anhelo.



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