Andando en el Espíritu


Ya hemos sido librados de la espantosa ley del pecado y de la muerte! Romanos 8:1-4

Sabemos que debemos y ¡necesitamos andar en el Espíritu! Entonces, ¿por qué parece que a duras penas podemos agradar a Dios? Analicemos los siguientes pasajes de Romanos 8:5-8
"Porque los que viven conforme a la carne, ponen la mente en las cosas de la carne, pero los que viven conforme al Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque la mente puesta en la carne es muerte, pero la mente puesta en el Espíritu es vida y paz; ya que la mente puesta en la carne es enemiga de Dios, porque no se sujeta a la ley de Dios, pues ni siquiera puede hacerlo, y los que están en la carne no pueden agradar a Dios". LBLA


Surgen algunas buenas preguntas, ¿estoy caminando en el Espíritu? ¿en qué cosas, personas o situaciones he estado colocando mis pensamientos? o planteado de otra manera, ¿Pienso conforme al Espíritu de Dios? Salta a la vista una clave: 

Si pienso en los asuntos que pertenecen al Reino de Dios, el de la justicia y la luz, entonces estoy andando en el Espíritu. Por el contrario, si ocupo la mente con pensamientos que pertenecen al hombre viejo viciado de pecado, a lo que perece en este mundo, entonces concluyo que ando en la carne.


Ahora me pregunto, ¿Cómo puedo comenzar a andar en el Espíritu? 

Lo primero y más esencial es haber nacido de nuevo, ser parte de los salvados por gracia, por el poder del evangelio de Cristo. El Espíritu de Dios pasa a morar en el creyente desde ese mismo instante, su espíritu humano resucita de la muerte y ahora tiene una relación con el Padre Celestial. Por este gran milagro podemos llamarnos cristianos y comenzar a vivir en el Camino del Espíritu: amor, gozo, paz, paciencia, etc. (Gálatas 5)  pero, ¿mi hombre viejo ya no va a seguir interfiriendo con mi mente? Comprendamos esto, que tenemos victoria a través del sacrificio de Cristo, empero, existen dos naturalezas ahora en el creyente: La Vieja Naturaleza y La Nueva Naturaleza. 
La vieja, es mi carne, es decir, mi inclinación y habilidad natural para infringir la ley de Dios.
La Nueva, es el Espíritu de Dios que ahora vive en mí. Ambas se repelen, se combaten fieramente nuestras vidas sin ninguna pausa o compasión, y finalmente, una va a destruir a la otra. Esta debe ser una urgente razón por la que a Dios le importa lo que piense yo mientras voy por la vida. El verso 6 advierte que vamos a morir si pensamos conforme a la carne pero, el resultado de poner la mente en el Espíritu es vida y paz.


No se puede agradar a Dios poniendo la mente en la carne: iras, pleitos, envidias chismes, idolatría, hechicería, celos, inmoralidad, etc. (Gálatas 5) La Carne simplemente es enemiga del Señor.

Una mente llena de pensamientos espirituales, tiene días llenos de vida y paz.  
Filipenses 4:8-9 "Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo honorable, si hay alguna virtud o algo que merece elogio, en esto meditad. Lo que también habéis aprendido y recibido y oído y visto en mí, esto practicad, y el Dios de paz estará con vosotros".


Todos esos pensamientos como: "No soy capaz de agradar al Señor, para qué ir a la iglesia o el camino del Señor es muy duro" tienen que ver con la incredulidad de mi carne. Dado que la batalla se libra en la mente, combatamos con la gracia y el poder del Espíritu de Dios todos los pensamientos contradictores a la obediencia a Cristo, entonces encontraremos Vida y Paz.





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