Extracto del libro: En Busca de la Vida Victoriosa
Autor: Andrew Murray (1828 - 1917)
1 Corintios 3 ...Algo anda mal; el niño no puede crecer. A los seis meses de edad es lógico que solo pueda alimentarse con leche; pero ahora los años han pasado, y sigue en la misma situación de debilidad...Esa es la condición de muchos creyentes. Se han convertido; saben lo que es tener seguridad y fe; creen en el perdón de los pecados; comienzan a trabajar para Dios; Y sin embargo, hay muy poco crecimiento en espiritualidad, es decir, lo que se refiere a vida celestial.
Cuando entramos en relación con ellos, en el acto sentimos que falta algo; no hay nada de la belleza de la santidad o del poder del Espíritu de Dios en ellos. Tienen la condición de los corintios carnales, expresada en lo que se le dijera a los hebreos: "Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar, cuales son los primeros rudimentos de las palabras de DIOS.
'No es doloroso ver a un creyente que tiene diez, o veinte años de convertido y que sin embargo no evidencia ni crecimiento, ni fortaleza, como tampoco el gozo de la santidad?
¿Cuáles son los rasgos de una criatura pequeña? Una característica es que no puede valerse a sí misma. Siempre tiene ocupados a los demás atendiéndola. ¡Que tirano puede llegar a ser un bebé en el hogar! La madre no puede salir; tiene que haber una niñera para atenderlo; debe ser cuidado constantemente. Dios hizo al hombre para ayudar a otros, en cambio un bebé tiene que ser cuidado y ayudado. De la misma manera, hay cristianos que siempre necesitan ayuda. Su pastor y sus amigos creyentes tienen que estar siempre enseñándoles y consolándolos. Van a la iglesia, a las reuniones de oración, a los encuentros, siempre buscando ayuda. Ese es uno de los rasgos de la infancia espiritual.
El otro rasgo de la criatura es el siguiente: no puede hacer nada por los demás. Se espera que todo adulto contribuya de algún modo al bienestar de la sociedad. Cada uno tiene un lugar que ocupar y un trabajo que hacer, pero un bebé no puede hacer nada por el bien común. Lo mismo ocurre con los creyentes.
¡Qué poco pueden hacer algunos! Toman parte en alguna obra, como se le dice, pero hay poca demostración de poder espiritual y de verdadera bendición. Cada uno de nosotros debiera preguntarse: "¿He sobrepasado ya la edad de la infancia?" Algunos responderán: "No, en lugar de ir hacia adelante, he ido hacia atrás, y he perdido el gozo de la salvación y del primer amor." Pobrecitos. Son niños en Cristo; siguen siendo carnales.
La segunda característica del estado carnal es esta: hay continuo pecado y fracaso. Pablo dice: "Pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales?" Un hombre que da rienda suelta a su mal genio, puede ser ministro, predicador del evangelio, maestro de Escuela Dominical, y ser muy fervoroso en la reunión de oración, y sin embargo a menudo pone de manifiesto ansiedad, amargura o envidia!
¡Ay! En Gálatas 5:20 se nos dice que el odio y la envidia son obras predilectas de la carne. [Cuán a menudo se ve divisionismo y amargura entre cristianos que tienen que trabajar juntos! Que Dios tenga misericordia de ellos, porque el fruto del Espíritu, que es el amor, está ausente con tanta frecuencia de su propio pueblo.
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