Juan 12: 1-3 'Entonces Jesús, seis días antes de la Pascua, vino a Betania donde estaba Lázaro, al que Jesús había resucitado de entre los muertos. 2 Y le hicieron una cena allí, y Marta servía; pero Lázaro era uno de los que estaban a la mesa con El. 3 Entonces María, tomando una libra de perfume de nardo puro que costaba mucho, ungió los pies de Jesús, y se los secó con los cabellos, y la casa se llenó con la fragancia del perfume.'
El Evangelio de Juan nos muestra otra faceta de su mensaje hermoso, una progresión del Tabernáculo de Moisés y como dice el apóstol Pablo: este Tabernáculo terrenal es sombra del espiritual (Hebreos 8:5) Recordemos que había 3 secciones principales: Atrio, Lugar Santo y Lugar Santísimo. El pueblo podía entrar a ofrecer sus sacrificios en el Atrio, pero el Lugar Santo era sólo para Los sacerdotes, y el Lugar Santísimo para el Sumo Sacerdote.(hebreos 9:6)
En el Pasaje de Jn.12 leemos que el Señor Jesús tenía amigos en la aldea de Betania que se llamaban Lázaro, Martha y María.
Lo hermoso es que a través de sus amigos podemos ver una clara imagen de la madurez del cristiano, que a su vez, es la progresión que contemplamos en este Glorioso Tabernáculo en el desierto.
El Atrio: Martha, la mujer trabajadora, esforzada, ella se sacrifica trabajando mucho para el pueblo de Dios. Su nivel espiritual está al principio, con todo el resto del pueblo. Se puede pensar en la niñez espiritual. En el atrio apenas comienza a ser tratada nuestra mala naturaleza, por lo tanto se ven muchas cosas feas como pleitos, iras, contiendas, envidias, etc. es decir, todo el fruto malo de nuestra carne. No hay una intimidad profunda con Cristo. Si queremos progresar debemos aceptar ser sacrificados en ese Altar de Bronce y morir con Cristo en la cruz, ¿morir a qué? a TODO lo que soy.
El Lugar Santo: Lázaro, el amigo del Señor. Tiene mucha más comunión con Jesús, se sienta con él a la mesa y escucha sus palabras de vida. No tiene que estar todo el tiempo con la gente del atrio, ha madurado más en conocer a Dios, ha aceptado morir con Cristo en la cruz y cuando viene el sufrimiento, no lo desprecia, lo sufre con gozo y su vieja naturaleza pecaminosa está casi desaparecida. El ha profundizado en una relación de amor con su Salvador. El tiene derecho a disfrutar del Pan de Vida y ser alumbrado con La luz de Jesús, como dice el salmista, 'envía tu Luz(el candelero) y tu Verdad(la mesa de los panes) éstas me guiarán y me conducirán a tus moradas...'
El lugar Santísimo: María, un amor total por Cristo. Los niños del atrio persiguen ministrar a los hombres, tener cargos y ser reconocidos, pero ella sólo lo interesa ministrar a su amado Dios. Ella gasta 300 denarios para ungir a su Señor, el salario de un año de trabajo, tal vez pudo ser su dote para poder casarse, pero ella lo dio todo por él.
El cristiano que llega a este tercer nivel ha muerto a sí mismo, ahora está asimilado por Dios y tiene una comunión tan profunda con él, que jamás podrán experimentar los niños del Atrio. Su felicidad en esta vida no es lo que ella pueda alcanzar en la tierra, sino derramar su juventud, fuerzas, tiempo y dinero en agradar a Dios.
A ella no le importa la fama, o la posición social, aún dentro de una organización religiosa,
no le importa si nadie se entera nunca de todo lo que ha padecido para llegar hasta allí. Puede que nadie la conozca pero su amante Dios ¡sí que la conoce¡
(hebreos 9:3) Los muebles del Lugar Santísimo nos hablan de una persona que se ha convertido en un sacerdote para Dios. Sabe cómo conmover a nuestro Señor con una intercesión y clamor en Espíritu y Verdad, tiene el privilegio de morar en la misma gloria de Dios, ella vive en el cielo aún estando sobre la tierra.
¿Deseas avanzar hasta que seas conformado a este tabernáculo? Cada paso que avancemos, requiere una consagración más profunda, morir a nosotros mismos para llegar al verdadero Reposo, cuando ya 'no vivo yo, más Cristo vive en mí' como dijo el apóstol Pablo. Y este Reposo es dejar de hacer mis obras pecaminosas, que son como un cáncer que me consume y no me deja ser feliz en la vida que Dios me ha dado, es vivir en la presencia misma de Dios, lo que al fin llenará nuestro vacío y solitario ser. Ya has hecho lo que has querido con tu vida y sigues tan miserable sin lograr ser feliz, ¿por qué no intentas creer y seguir esta solución divina a la condición de la humanidad? Dale, enserio, el resto de tus días a Cristo y no te arrepentirás jamás.
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