Sucot

Si eres cristiano estas de viaje, ¿lo sabías? Somos peregrinos como Abraham y tenemos la ventaja de tener un mapa, las Sagradas Escrituras. Abraham dejó todo lo que conocía ¡y no tenía una Biblia! sólo la fe que le produjo escuchar la voz de Dios, dulce, firme y poderosa. (Hebreos 11:13 y 13:14)

El viaje que emprendió Israel al salir de Egipto se desarrolló en 42 jornadas y si estudiamos el significado de cada jornada podremos encontrar, con la ayuda del Espíritu Santo, lecciones muy valiosas para nuestra vida. Queremos abrir el corazón para aprender lo que El Señor puede enseñarnos de cada parada en el desierto. 


Números 33:1-5 
Estas son las jornadas de los hijos de Israel, que salieron de la tierra de Egipto por sus ejércitos, bajo la dirección de Moisés y Aarón. Y Moisés anotó los puntos de partida según sus jornadas, por el mandamiento del SEÑOR, y estas son sus jornadas, conforme a sus puntos de partida.
El mes primero partieron de Ramsés el día quince del mes primero; el día después de la Pascua, los hijos de Israel marcharon con mano poderosa a la vista de todos los egipcios, mientras los egipcios sepultaban a todos sus primogénitos, a quienes el SEÑOR había herido entre ellos. El SEÑOR también había ejecutado juicios contra sus dioses. Entonces los hijos de Israel partieron de Ramsés y acamparon en Sucot.(LBLA)

'Sucot' significa: cabañas o tiendas.

Al salir de Egipto el pueblo no tenía casas para vivir, así que se refugiaron en estas tiendas temporales, ellos llegaron a un lugar de paso. No importaba si era cómodo o seguro, o si hacía mucho calor, el caso es que Sucot no era su destino, ni la meta del viaje. 

"En cabañas hice Yo habitar a los hijos de Israel cuando los saque de la tierra de Egipto" (Levítico 23:42). Pasaron 40 años en el desierto en tabernáculos, que es otro nombre para las tiendas, con la plena conciencia de que este estilo de vida no sería para siempre.


Dios nos ha llamado a ser peregrinos en este mundo. Podrías ser alguien que ha logrado convertir algunos de sus sueños en realidad en esta tierra, pero debes entender que este punto de tu vida, No es la meta. O bien, puedes ser una persona muy frustrada y aún así, este No es el fin del viaje. 


Como peregrinos experimentaremos varias cosas:

  • El idioma de este mundo nos puede resultar confuso e inentendible -Porque hablamos el idioma del Reino de los Cielos. (Hechos 2:4)
  • No le caemos muy bien a las personas. Es duro sentirnos rechazados o excluidos (Juan 15:19) como 'gente rara' - Porque vivimos conforme a los mandamientos de nuestro Rey, además, Dios nos envió a amar a los perdidos, no a que ellos nos amen.
  • Somos de otra raza (2 Corintios 4:18)
  • Nuestra apariencia es distinta. Nos vestimos diferente. (Éxodo 28)

No temamos marchar a través de este desierto, como dice Matthew Henry en su comentario:

Este es un vistazo breve de los viajes de los hijos de Israel por el desierto. Historia memorable. Estuvieron moviéndose continuamente en sus jornadas hacia Canaán. Tal es nuestro estado en este mundo; aquí no tenemos ciudad permanente y todos nuestros cambios en este mundo no son sino de una parte a otra del desierto. Fueron llevados de aquí para allá, de adelante hacia atrás, pero siempre dirigidos por la columna de nube y de fuego. Dios los hizo peregrinar, pero, de todos modos, los dirigió por el camino correcto. El camino que elija Dios para atraer a su pueblo a sí mismo, siempre es el camino mejor, aunque no siempre nos parezca el más corto. De esta manera debemos recordar las providencias de Dios hacia nosotros y nuestra familia, hacia nosotros y nuestra tierra, y los muchos casos en que el cuidado divino nos ha guiado, nos ha alimentado y nos ha mantenido todos nuestros días hasta ahora. Pocos son los períodos de nuestra vida en que se pueda pensar sin que nos recuerden la bondad del Señor y nuestra propia ingratitud y desobediencia: su bondad nos deja sin excusa por nuestros pecados. No nos gustaría atravesar de nuevo por las etapas que pasamos a menos que podamos, por la gracia de Dios, evitar los pecados que entonces cometimos y abrazar las oportunidades de hacer lo bueno que dejamos pasar.
Pronto terminará nuestro peregrinar y nuestro estado eterno quedará fijo más allá de toda memoria; ¡cuán importante es, entonces, el momento presente! Felices los que el Señor guía ahora con su consejo y que, al final, recibirá en gloria. El evangelio nos llama a esa felicidad. He aquí ahora es el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación. Pecadores aprovechad la oportunidad y corred a refugiaros en la esperanza que se os pone delante. Redimamos nuestro tiempo para glorificar a Dios y servir a nuestra generación; y Él nos hará pasar a salvo por todo hasta su reino eterno.








Comentarios