Núm 33:7 Y partiendo de Etham, volvieron sobre Pi-hahiroth, que está delante de Baalsephon, y asentaron delante de Migdol.
Según el Diccionario Strong, la palabra Pi-hahiroth viene de una raíz que significa 'Boca'.
continuando con el Viaje de Israel por el desierto, el cual es nuestro viaje espiritual también, podemos buscar en las Sagradas Escrituras lo que el Señor nos enseña sobre nuestra boca, o las palabras que decimos.
Levíticos 5:4 "O si alguien, sin pensar, jura con sus labios hacer mal o hacer bien, en cualquier asunto que el hombre hable sin pensar con juramento, sin darse cuenta, y luego llega a saberlo, será culpable de cualquiera de estas cosas"
Mateo 12:36 "Y yo os digo que de toda palabra vana que hablen los hombres, darán cuenta de ella en el día del juicio"
Parece increíble que nuestras palabras puedan determinar nuestra eternidad. Cuando comparezcamos ante el Trono de Dios, no habrá excusas.
las palabras que lanzamos al viento, no se pueden volver a recoger, ellas viajaran hasta la eternidad sean buenas o malas.
Recordemos lo que también aconsejó el predicador, Matthew Henry:
El idioma del hombre descubre de qué país procede, igualmente de qué clase de espíritu es. El corazón es la fuente, las palabras son los arroyos. Una fuente turbia y una corriente corrupta deben producir arroyos barrosos y desagradables. Nada sanará las aguas, sazonará el habla, ni purificará la comunicación corrupta sino la sal de la gracia, echada en la corriente.
El hombre malo tiene un mal tesoro en su corazón, del cual el pecador saca las malas palabras y las malas acciones para deshonrar a Dios y herir al prójimo. Velemos continuamente sobre nosotros mismos para que podamos hablar palabras conformes al carácter cristiano.
No pensemos como los duros de corazón que describe el salmista Salmos 12:4 "a los que han dicho: Con nuestra lengua prevaleceremos, nuestros labios nos defienden; ¿quién es señor sobre nosotros?"
Seamos humildes ante Dios cómo nos aconseja el predicador Pro_10:19 En las muchas palabras, la transgresión es inevitable, mas el que refrena sus labios es prudente.
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