Desierto de Sin (Números 33:11)
Proseguimos en el viaje junto con el pueblo de Israel en este precioso relato bíblico y llegamos a un desierto. El pueblo cristiano siempre ha relacionado el desierto con las pruebas y la misma palabra 'Sin' significa: una espina; penetrar.
Esta parada simboliza un lugar de muerte, con espinas que se clavan en nuestra carne y nos hacen murmurar y llorar por nuestra miserable condición. Es un sitio donde nuestro 'viejo hombre' será duramente probado como lo relata Éxodo 16. El pueblo murmura contra sus líderes y desean haber muerto en Egipto.
Es muy interesante cómo el Señor responde a su gente cuando comienza a desear su vieja vida de la que fue rescatada. Cuando llegamos a temporadas desérticas en la caminata cristiana, tendemos a dudar inmediatamente del amor de Dios y de sus intenciones para con nosotros. Por el contrario, cuando estamos en temporadas de bendición, nunca pensamos mal de nuestro Padre Celestial.
En realidad podríamos concluir que no vemos realmente a Jesucristo como nuestro Rey ¿Qué clase de súbdito no esta dispuesto a seguir las órdenes de su Señor? como se dice en Job 2:10 ¿recibiremos de Dios el bien y el mal, no lo recibiremos?
Cabe aclarar que el desierto expondrá lo que realmente hay en nuestro interior, toda nuestra ambición y orgullo serán revelados, ¿para qué? para que al sernos revelada nuestra condición deseemos, desesperadamente, ser transformados por el poder del Espíritu de Dios, para poder crecer y avanzar en la caminata.
El señor les da el 'maná' en el contexto de la murmuración, les dio instrucciones precisas para que ellos obedecieran, pero aún así, algunos siguieron siendo rebeldes. Cuarenta años comieron maná hasta que llegaron a los límites de Canaán. Aunque este extraño pan caía del cielo, podemos discernir que no era la voluntad perfecta del Señor, quizá Dios quería alimentarlos de otra forma más variada, o tenía planes mas deliciosos para el estómago, pero sus murmuraciones en el tiempo difícil precipitaron la respuesta divina.
¡Oh, que aprendamos las lecciones de esta jornada! no provoquemos a ira a nuestro Padre con nuestra ingratitud, pensemos bien de Él en nuestros corazones, en todo tiempo, ¡él siempre tiene planes de bien para nosotros! pero es necesario pasar por el desierto y permitir que muera allí todo lo que no sea del cielo, lo que impedirá que recibamos nuestra herencia, Canaán.
Matthew Henry comenta acerca de este pasaje:
"Las provisiones de Israel, traídas de Egipto, se acabaron a mediados del segundo mes y ellos murmuraron. —No es novedad que las más grandes bondades se representen con bajeza como los perjuicios más grandes. Su apreciación de la liberación era tan baja, que desearon haber muerto en Egipto, y por la mano del Señor, esto es, por las plagas que mataron a los egipcios. No podemos suponer que tenían abundancia en Egipto, ni que les fuera posible sentir miedo de morirse de hambre en el desierto mientras tuvieran rebaños y manadas: nadie dice cosas más absurdas que los que murmuran. Cuando empezamos a agitarnos, tenemos que considerar que Dios oye todas nuestras quejas. —Dios promete una provisión oportuna y constante. Probó si ellos iban a confiar en Él y se quedarían satisfechos teniendo el pan del día a tiempo. De esta manera probó si ellos le servirían y se vio claramente lo desagradecidos que eran. Cuando Dios mandó las plagas a los egipcios fue para hacerles saber que Él era el Señor; cuando proveyó para los israelitas, fue para hacerles saber que Él era su Dios".
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