Esperanza Para los Quebrantados

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Cuando leemos en la Biblia historias sobre mujeres de Dios, tendemos a pensar que ese mensaje es sólo para las "reuniones de damas", pero lo cierto es que la iglesia del Señor es llamada la Esposa del Cordero (Apocalipsis 19) una mujer llamada a casarse con el Rey de Reyes. Viéndolo de esta manera reflexionemos sobre una sierva llamada Sara, esposa de Abraham, cuya vida es una profunda lección para nosotros hoy.
Extracto del libro: Para este tiempo - Mujeres del Antiguo Testamento
"...Cuando Sara se cansó de esperar por el hijo prometido, trató de ayudar a Dios entregando a su sierva Agar como esposa de Abraham. Génesis 16:12 dice que "Abraham atendió su ruego".
La influencia que una mujer tiene sobre su esposo puede ser grande, tanto para bien como para mal. Es un error muy grande influenciar a nuestro esposo para que haga algo que no es la voluntad de Dios.
Mi esposo y yo hemos conocido a muchas mujeres que han tenido una influencia negativa sobre sus maridos...El precio que ambos deberán pagar por ese error será enorme, aunque en ese momento les parezca que es el camino de bendición para sus vidas.
Debemos aprender a aceptar la palabra y la voluntad de Dios, porque cualquier cosa que Él escoja será siempre la mejor.
...Es dudoso que Abraham hubiera tomado a Agar como segunda esposa si Sara sólo hubiera mencionado la idea de forma superficial. Pero debido al oprobio de su esterilidad, lo más probable es que Sara haya aplicado, por lo menos, cierto grado de presión sobre Abraham...en Génesis 30:1-3. Raquel importunó tanto a su esposo Jacob respecto a su esterilidad, y a su deseo de tener un hijo, que él también estuvo dispuesto a tomar como otra esposa a la sierva de Raquel. El Salmo 106:15 nos advierte: "y Él les dio lo que pidieron; más envió mortandad sobre ellos". A las esposas ¡se nos hace muy fácil ser impulsadas por nuestros propios deseos! A menudo nos vemos tentadas a hacer sugerencias, peticiones, e incluso a demandar lo que queremos que hagan nuestros esposos, para obtener cosas que Dios no quiere que tengamos...Sara sufrió durante muchos años, debido a su impaciencia y a su precipitado decisión al tratar de ayudar a Dios para que cumpliera la promesa que les había hecho.
Cuando tratamos de ayudar a Dios a cumplir su palabra, el resultado siempre será un Ismael espiritual.
Tiene que haber sido devastador para Sara el darse cuenta de su error, y ver el fruto--Ismael--viviendo año tras año frente a ella...pero en medio de aquellos desolados años de silencio divino, el Señor siguió trabajando en su vida, convirtiendo su error en algo que obró para bien. Los conflictos que tuvo Sara con Agar e Ismael, seguramente la llevaron a clamar a Dios. Lo mismo ocurrirá en nuestra vida si reconocemos nuestros errores y clamamos a Dios por perdón y liberación. Hebreos 11:11 nos dice que Dios respondió a la fe y al anhelo de Sara de ser una persona fructífera, y visitó a Abraham y a Sara una vez más. En Génesis 17:15-16, la Biblia dice:
"Dijo también Dios a Abraham: A Sarai tu mujer no la llamarás Sarai, mas Sara será su nombre.
Y la bendeciré, y también te daré de ella hijo; sí, la bendeciré, y vendrá a ser madre de naciones; reyes de pueblos vendrán de ella."
En Génesis 18, leemos que la palabra del Señor, y nueva vida, llegaron a ellos. Él los visitó y les aseguró que el hijo de promesa nacería al cabo de un año".

Esta es una hermosa lección para las mujeres casadas, pero ¿qué de la Iglesia del señor? ¿Seremos tan impacientes como Sara que trataremos de empujar a las circunstancias para ver el cumplimiento de las promesas a su gente? Es muy deprimente escuchar noticias sobre iglesias cristianas que caen en descrédito, debido a que sus dirigentes son impacientes y toman decisiones sin ser guiados por el Espíritu Santo, tratando de "hacer la obra de Dios, sin el Dios de la obra" con la visión puesta en lo terrenal, como si tener prestigio, dinero y mucha gente en las bancas del templo, fuera el último y único propósito de respirar sobre este planeta. Nuestra ansiedad al esperar las promesas que Dios nos hizo alguna vez, puede guiarnos a tomar malas decisiones que traerán años largos de mucho sufrimiento.
Toda impaciencia de la iglesia de Cristo ha dado a luz muchos "Ismael" que han terminado por cerrar muchas congregaciones,  y dejar el nombre de Jesús por el suelo.
Sara reconoció su error, se arrepintió y Dios le bendijo haciéndola fructificar... que sea ese el camino para nosotros hoy.

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