Atados a Cristo - Ritma

Hasta ahora, ¿cómo te ha parecido el viaje por el desierto? Te invito a echar un vistazo a las jornadas pasadas para recordar hasta aquí, lo hermoso de esta travesía mientras llegamos a la Meta Gloriosa. Puedes buscar en la barra lateral el menú desplegable Etiquetas:


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Números 33:18 llegamos a "Ritma" cuya raíz primaria significa "el aferrar o atar. Uncir".
Se puede pensar en un esclavo, y la Biblia tiene mucho qué decirnos acerca de los esclavos.
En este mundo hay dos tipos de esclavitud:

  1. Esclavos del pecado, Tito 3:3; Rm.6:20 
  2. Esclavos de Cristo, 1 Corintios 7:22; Rm.6:16
Hoy queremos considerar algunas meditaciones sobre ser esclavos de Cristo:

  • No tenemos libertad para hacer lo que queramos.
  • Un esclavo no vive por sentimentalismos, él sabe que trabaja para otros.
  • Cristo Jesús nos compró con el precio más alto, por ello le pertenecemos.
  • Hechos 21:11-14 nos da un ejemplo de cómo el Espíritu Santo se movió y ató al apóstol Pablo, para hacer la voluntad de Dios. Entregar su vida.
  • Los mandamientos del Señor también nos atan Proverbios 7:2-3. Estamos atados en nuestra mente y corazón. Su Ley nos ha restringido.
  • Todos los cristianos tenemos un deber que nos ata Mateo 24:46 "bien, buen siervo y fiel".
  • El amor de Cristo nos constriñe y nuestro amor por él, también. Estamos preservados en ese amor y obligados a Él, 2 Corintios 5:14-15.
  • Para un cristiano el servicio no es opcional, 1 Corintios 9:19, pues servimos a Dios, sirviendo a nuestros hermanos.
Como pueblo del Dios viviente, seguiremos en este viaje, lleno de misericordia, esperanzas y sufrimientos. El viaje es para que avancemos, no para que nos estanquemos y perdamos el "premio del supremo llamamiento", por ello, es urgente que en cada jornada aprendamos la lección y pidamos al Espíritu de Dios, el poder del Trono para vencer a todo lo que se oponga a la vida de Cristo dentro y fuera de nosotros. Este viaje está lleno de milagros, ¡Oh, cuán glorioso es el nombre de nuestro Señor Jesucristo! 

Como humanos somos falibles y muy débiles, pero tenemos un Dios completamente poderoso para cumplir sus promesas, si escogemos ser esclavos por amor a Cristo. 
Romanos 8:31-37 Entonces, ¿qué diremos a esto? Si Dios está por nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no eximió ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos concederá también con El todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condena? Cristo Jesús es el que murió, sí, más aún, el que resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Tal como está escrito: POR CAUSA TUYA SOMOS PUESTOS A MUERTE TODO EL DÍA; SOMOS CONSIDERADOS COMO OVEJAS PARA EL MATADERO. Pero en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.

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