Para Cristianos en Tiempos del Fin


Ezequiel 9 Entonces la gloria del Dios de Israel subió del querubín sobre el cual había estado, hacia el umbral del templo. Y llamó al hombre vestido de lino que tenía la cartera de escribano a la cintura; y el SEÑOR le dijo: Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y pon una señal en la frente de los hombres que gimen y se lamentan por todas las abominaciones que se cometen en medio de ella... Matad a viejos, jóvenes, doncellas, niños y mujeres hasta el exterminio, pero no toquéis a ninguno sobre quien esté la señal. Comenzaréis por mi santuario. Comenzaron, pues, con los ancianos que estaban delante del templo. 
El Señor Dios ha hablado en estos tiempos finales cumpliendo su palabra ante nuestros ojos. En el mundo, al pasar de los siglos, se han manifestado plagas y los juicios del señor han sido evidentes. Pero no puedo dejar de ver que en esta última plaga del Covid-19, son los ancianos los que han llevado al peor parte, como dice esta palabra profética. Comienza el juicio por los viejos, quienes ante los ojos de Dios llevan una mayor responsabilidad, como guías espirituales de una nación y como voz de la experiencia en la vida. No digo que están muriendo sólo por algún pecado, puede ser simplemente el designio de Dios, pero el Señor nos llama a rendir cuentas a todos en este orden: viejos, jóvenes, doncellas, niños y mujeres. ¿Estamos realmente preparados? ¿tenemos nuestras lámparas rebosando del Espíritu Santo, para resistir en esta hora de la aflicción mundial? 
El "escribano celestial" está y estará pasando por las casas, marcando en su frente a todo aquel que se humilla para buscar el rostro de Dios, que gime y se lamenta por el pecado que hemos cometido en esta hermosa tierra que habitamos desde hace tanto tiempo. Como decía el rey David en el Salmo 9:20 "Pon temor en ellas, oh Señor; aprendan las naciones que no son sino hombres". 
2 Crónicas 7:14 y se humilla mi pueblo sobre el cual es invocado mi nombre, y oran, buscan mi rostro y se vuelven de sus malos caminos, entonces yo oiré desde los cielos, perdonaré su pecado y sanaré su tierra. 
Hay una gran esperanza para el pueblo de Dios, debemos colocar el orgullo en el polvo, y volvernos de una vida tibia e indiferente, a una verdadera intimidad con Dios. En nuestra congregación hemos estado suplicando y esperando por un avivamiento. El Señor nos ha contestado. Y podrías pensar, ¿cómo es que una plaga mundial va a traer un avivamiento? la respuesta es clara: ¿qué es lo que más puede conmover a millones de corazones endurecidos, sino el miedo a morir? Me he enterado de personas ateas orando al Dios del cielo por ayuda. Muchos cristianos que no querían volver a pisar una iglesia, ya no podrán volver, al menos mientras estemos en cuarentena, y esto los ha impulsado en ayunos, suplicas y oración  a Dios desde sus hogares. Ahora los pastores descansan sabiendo que sus ovejas por fin están orando en las casas y leyendo sus Biblias. Familias que vivían en guerra y problemas, se piden perdón y se reconcilian.
Ezequiel 22:30-31 Busqué entre ellos alguno que levantara un muro se pusiera en pie en la brecha delante de mí a favor de la tierra, para que yo no la destruyera, pero no lo hallé. He derramado, pues, mi indignación sobre ellos; con el fuego de mi furor los he consumido; he hecho recaer su conducta sobre sus cabezas--declara el Señor DIOS.
Recuerdo a mis padres cuando decían: "te voy a castigar si sigues haciendo esto o aquello" y se preparaban para aplicar la disciplina. En verdad ellos no deseaban castigarnos, sólo querían que fuéramos niñas lindas y buenas. Si a la primera advertencia cambiábamos la conducta, nos librábamos de la vara de la corrección. Por supuesto, Dios no desea solamente que la gente se "porte bien" el nos grita con cada caso de esta y otras tragedias: Baste ya todos estos años para hacer tu propia voluntad, examina la senda de tus pies, ¡el infierno es mucho peor que esto, Yo quiero salvarte! Parafraseando lo que Jesús le dijo a la mujer samaritana: «Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, le pedirías tú, y él te daría agua viva.» Oh tierra, si conocieras quién es Dios, su santidad, su pureza, su paciencia, su amor inefable y cuánto ha hecho por ti, tú vendrías corriendo y le suplicarías a él.

El Señor le dijo a Ciro, un rey que no era del pueblo de Dios, un pagano que alcanzó misericordia en Isaías 45:4-7 "Por amor a mi siervo Jacob y a Israel mi escogido, te he llamado por tu nombre; te he honrado, aunque no me conocías. Yo soy el SEÑOR, y no hay ningún otro; fuera de mí no hay Dios. Yo te ceñiré, aunque no me has conocido, para que se sepa que desde el nacimiento del sol hasta donde se pone, no hay ninguno fuera de mí. Yo soy el SEÑOR, y no hay otro; el que forma la luz y crea las tinieblas, el que causa bienestar y crea calamidades, yo soy el SEÑORel que hace todo esto".


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