Extracto del Libro: Visiones del Cielo y el infierno.
Autor: Juan Bunyan.
Planeando el Suicidio
Cuando las personas malignas caminan en una vida de pecado, y se dan cuenta que hay que temer al juicio de Dios, entonces comienzan a desear que no haya un Dios que los pueda castigar. Y poco a poco se convencen de que no hay un Dios, y buscan discusiones que apoyen su opinión. Tuve la desgracia de conocer a alguien así, que siempre me decía que no existía ni Dios, ni el diablo, ni cielo o infierno.
Y yo con miedo y temblor le escuché hablar así de estos asuntos, y hablaba tan seguido de esto que empecé a considerar de lo que hablaba. En este tiempo mi mente se encontraba tan confundida que ni recordaba las verdades de Dios que antes eran tan claras para mí en un pasado. Nunca yo podría pensar que no había un Dios, pero con grandes horrores, y aun así cuestionaba la verdad de Su ser. No hubiera sido parte de la esperanza del cielo o cambiado esto ni por todas las riquezas del mundo. Y todavía no sabía si aún existiera tal lugar.
En una mañana salí a un bosque cercano, donde había planeado ir a matarme. Pero antes de sacar el cuchillo una voz, me susurró al oído:
“No caigas en miseria eterna y retribuyas al enemigo con tu alma”.
El golpe fatal que estás a punto de darte, va a sellar tu condenación. Y si acaso hay un Dios, tan seguro como si lo hubiera, ¿cómo puedes pedir por misericordia de Él si estás dispuesto a destruirte a ti mismo, al que está hecho a Su semejanza?”.
¿De dónde vino este susurro? No lo sé, pero yo sé que vino de parte de Dios; porque esa voz vino con tanto poder que me hizo tirar el cuchillo, y me mostró la verdadera maldad del suicidio. El horror de lo que iba hacer me dejó tan traumado que casi no podía sostenerme. Reconocí que mi liberación venía del Señor, y en agradecimiento le adoré.
Me arrodillé allí a adorarle, y le pedí que se llevara la oscuridad de mi alma y nunca negaría Su existencia o Su poder el cual acababa yo de experimentar.
De repente estaba rodeado de su luz gloriosa, la luz más grande que nunca había visto antes. Vi venir a una gloriosa persona como un hombre, pero rodeado de rayos de luz y gloria y brillaba mientras más se acercaba a mí. Traté de ponerme de pie, pero no me quedaba nada de fuerza, y solo caí con mi rostro al piso, cuando él me levantó fue entonces que recuperé mis fuerzas, yo le dije, “¿Mi brillante libertador, cómo puedo expresar mi gratitud, y cómo es que te debo de adorar?”. Él respondió con majestad y suavidad, “Dale tu adoración a Dios, y no a mí porque yo solo soy una creación así como tú. Yo he sido mandado por el que tú tan firmemente niegas la existencia, para detenerte, de que entres a tu ruina eterna”.
Esto tocó mi corazón de tal manera que me dio una grande sensación de lo indigno que soy, y solo podía sollozar, “¡Oh, qué tan absolutamente insignificante soy delante de tu gracia y misericordia!”, y a esto el mensajero celestial respondió, “Cuando Dios decide mostrar misericordia, él no tiene que consultar a tu indignidad, pero solo a Sus bondades ilimitadas y amplio amor. Él vio que el mayor enemigo de las almas, deseaba tu ruina, pero Él te levantó con Su poder secreto. A través de esto, cuando Satanás creyó que estabas destruido, la trampa se quebró y escapaste”. Estas palabras me quebrantaron y me puse a cantar, y a alabar a mi Salvador y solo Él es Dios.
Más allá del Sol y las Estrellas
El mensajero divino dijo después, “ahora nunca negarás la existencia de lo eterno. Yo he venido a mostrarte la verdad de ellos: no tan solo por fe, pero también por vista. Te mostraré cosas nunca vistas por ojo humano, y tus ojos tomarán fuerzas para poder resistir las cosas celestiales”.
Estaba muy sorprendido por las palabras del ángel, y dudé que lo pudiera resistir, le contesté yo:
“¿Quién ha podido resistir tal cosa?” y él respondió, “El gozo de tu Señor será tu fortaleza” cuando él dijo esto, me tomó y dijo: “No temas, porque he sido enviado para mostrarte cosas nunca antes vistas”.
Y antes de yo darme cuenta, me encontraba muy lejos de la tierra, la cual parece ser no tan pequeña.
Entonces le pregunté a mi conductor brillante, “Por favor no se vaya a ofender si le hago una o dos preguntas”.
Él me contestó, “Habla, es mi trabajo, ¿De qué quieres saber? Porque yo solo soy espíritu ministrador, enviado para ministrarte a ti y aquellos que heredan la salvación”.
Y luego le respondí, “Por favor oriéntame de ese lunar oscuro que se ve allí abajo, que parece hacerse más y más pequeño a medida que nos vamos retirando, y lo miro más oscuro ahora que estoy más cerca de la luz”.
Mi conductor respondió, “Ese lunar que ahora se ve más oscuro y despreciado es el mundo en el cual has vivido hasta hoy. Para obtener una pequeña fracción de ese mundo muchos hombres han perdido sus almas inmortales; las cuales son tan preciosas que el Príncipe de Paz nos ha dicho que aunque el hombre se ganara todo el mundo, la pérdida sería mucho más grande. Por el hecho que has estado ascendiendo más y más alto hacia el cielo, el mundo te parecerá incluso más pequeño y más insignificante; y representará lo mismo a todos aquellos que lo hayan superado en la fe y elevan sus corazones sobre él. Si los hijos de los hombres pudieran ver el mundo exactamente como es, no lo codiciarían como lo hacen ahora, pero también están en un estado de oscuridad. Y lo peor de todo es que ellos aman el andar en las tinieblas. Por eso el Príncipe de Luz vino y habitó entre ellos y les mostró la luz verdadera, y aun así ellos se inclinaron a las tinieblas y no quieren ver la luz, porque sus obras son malignas”.
Entonces le pregunté, “¿Qué son esas multitudes con figuras oscuras que vuelan sobre el mundo?” estaba yo muy temeroso de ellos, pero miré que mientras pasábamos por ahí, ellos huyeron; quizás no pudieron resistir tu resplandor”.
Y él me contesto: “Ellos son ángeles caídos que por su orgullo y rebelión fueron echados del cielo. Ellos vagan en el aire por decreto del Todopoderoso, están atados en tinieblas y estarán allí hasta el juicio del gran día. Ellos tienen permitido descender al mundo, tanto para el juicio de los elegidos, y para la condenación del malvado. Y aunque se ve que ahora tienen figuras negras y horribles, sin embargo, una vez fueron los hijos de la Luz. Una vez fueron vestidos con trajes de brillantes gloriosos, como lo que yo traigo puesto. Por eso perdieron esto, a pesar de que fue el resultado de su propio pecado voluntario, están llenos de ira y odio contra Dios siempre bendito cuyo poder y majestad ellos temen y odian.
"Dime," le dije, "¡Oh, bendito conductor!, ¿ellos no tienen esperanza de ser reconciliados con Dios de nuevo, después de un período de tiempo, o por lo menos algunos de ellos?".
"No, en lo absoluto, están perdidos para siempre. Fueron los primeros que pecaron, y no tenía tentador. Y fueron todos a la vez arrojados del cielo.
Además, el Hijo de Dios, el Mesías bendito por quien únicamente la salvación es posible. No tomó sobre sí la naturaleza angelical. Dejó a los ángeles apóstatas a que perecieran, y tomó sobre sí la simiente de Abraham. Por esta razón ellos tienen tanto odio en contra de los hijos de los hombres, porque para ellos es un tormento el saber que los hijos de los hombres son hechos herederos del cielo, mientras que ellos están condenados al infierno".
En ese momento estábamos por encima del sol. Mi conductor me dijo que este poderoso globo de fuego era una de las grandes obras de Dios. Sin embargo, todas las estrellas no eran menos maravillosas, cuya gran distancia hace que parezcan como velas delante de nuestros ojos. Cuelgan en sus lugares designados sin ningún apoyo. Nada más que la palabra de Dios que primero los creó a ellos, podría mantenerlos en sus puestos.
"Estas palabras son suficientes", le dije a mi conductor, "Para convencer a los hombres de la gran potencia de su Creador, y para demostrar la maldad de esa incredulidad, que cuestiona la existencia de Dios que ha dado tantas evidencias de su poder y gloria. Si los hombres dejaran de ser como bestias y observaran, no podrían dejar de reconocer Su gran poder y sabiduría”.
"Tú has hablado con la verdad", respondió. "Pero verás cosas mucho mayores que éstas. Estas obras no son más que las tarimas y obras exteriores de ese lugar glorioso de donde habita el BENDITO. A la vista de lo que ahora vez, eres tu capaz de comprenderlo".
En un momento me pareció que mi conductor me había hablado con la verdad. Porque yo me encontré transportado al cielo, donde vi cosas que son imposibles de describir, y oído hermosas canciones que nunca podría cantar. Quien no ha visto esa gloria le es imposible de describir, pero muy imperfecta sería su descripción de lo que es realmente, y los que lo han visto no pueden describir o acercarse siquiera en parte de lo que es en la realidad. Por lo tanto, el gran apóstol de los gentiles, nos dice que fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras inefables que no son posibles para un hombre pronunciar, escribió que "Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni ha subido en corazón de hombre por pensamiento, son las cosas que Dios ha preparado para los que le aman”. Yo daré mi mejor esfuerzo en describir lo que vi y oí según pueda recordar.
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