LA CIUDADANÍA APOSTÓLICA
Ef. 2:11-15 Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne. En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz.
Como cristianos tenemos este llamado apostólico y gracias a Dios ¡ya no estamos ajenos a la promesa, ni de la ciudadanía de Israel! Sí, ahora también Abraham es nuestro padre en la fe y debemos seguir su ejemplo. Él creyó en esperanza contra esperanza...¿puedes tú también creer, aún cuando las circunstancias parezcan tan difíciles?
Por ello la fe no es cuestión de vista sino que depende de oír una palabra viva de Dios y luego, creer y obedecer aferrados a esas promesas y a Sus muchas misericordias. Si recordamos a Ruth, la moabita, ella tenía una convicción sobrenatural -> tu pueblo será mi pueblo, tu Dios, será mi Dios. Esa es LA DECLARACIÓN DE UNA FE GENUINA. Esta joven viuda y pobre, ya no tenía una herencia terrenal a la cual aferrarse y cuando ya no había nada, ella se entregó al Dios de Israel, cuya fe genuina seguramente la vio modelada en la vida de su querida suegra Nohemí. Pero la decisión final de buscar pertenecer a esta ciudadanía celestial, solo llegó después de haber sido despojada de todo lo que tenía hasta ese día.
Quizá, hasta que todos nosotros nos despojemos de nuestras ambiciones personales y dejemos de hacer nuestra voluntad, entonces buscaremos primeramente el Reino de Dios y su justicia, recibiendo en consecuencia la paz y el gozo que solo tienen los que toman su cruz y siguen al Cordero.
Amos 3:1-3 Dice que la familia de Dios es Israel. Si estamos en Cristo, somos ciudadanos genuinos, porque Él vive en nosotros.
El camino para llegar al Reino -> Mt. 18:4 “cualquiera que se humille como este niño, será el primero” -> La HUMILDAD.
El Señor nuestro es infinitamente humilde Sal. 113:5-6 y Dios tiene que humillarse solo para mirar este universo y aún así está dispuesto a morar con nosotros por la eternidad.
Por el contrario, alguien orgulloso no puede encontrar el camino al Reino, porque éste se encuentra cuesta abajo; desciende hasta llegar al suelo polvoriento de la cruz y nuestro "yo" muere justo ahí. Pero el orgulloso no puede rebajarse. No es capaz de humillarse.
Is. 57:15 Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados.
- Mientras más bajo lleguemos, más de Cristo será depositado en nuestras vasijas y más importantes seremos en el Reino.
¡Señor, ayúdanos a ser como niños sin pretensiones falsas!
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