En el libro de Números capítulo 1, leemos cómo Dios ordenó a su pueblo por grupos, por familias y por las casas de sus padres. En este pasaje, vemos al Señor tomarse el tiempo de contar, anotar y ordenar en una forma muy detallada este proceso del censo y nosotros nos preguntamos, ¿hay alguna enseñanza espiritual aquí?
La respuesta es que, Sí, por supuesto. Hay varias enseñanzas, pero en esta oportunidad queremos resaltar esta verdad preciosa:
Al principio de la caminata cristiana, Dios se preocupa por ordenar nuestras vidas. Ellos estaban en el desierto del Sinaí, con el Tabernáculo de reunión a disposición y Moisés, como líder de su pueblo, mantenía esa comunión íntima con el Todo Poderoso. Dios le hablaba, y Moisés le respondía; las instrucciones de cada paso para ordenar y guiar al pueblo eran precisamente detalladas y seguidas al pie de la letra por sus siervos fieles.
Fue en este contexto de HABITAR EN LA PRESENCIA DE DIOS, que llegó el orden a este pueblo que acababa de llegar a un desierto desconocido, y necesitaba comenzar a edificarse como una nación santa. ¿QUEREMOS RECIBIR DIRECCIÓN DIVINA PARA NUESTRAS VIDAS? Entonces, debemos morar, vivir en la presencia divina. No nos cansemos de cultivar la oración, el estudio de las Escrituras y una vida de adoración y alabanza a nuestro Salvador. Tener esta relación con Dios y obedecer su Palabra, nos dejará oír su voz más a menudo.
Hay muchas personas que Dios ha salvado, las ha libertado de Egipto y llevado al desierto para comenzar un glorioso viaje hacia la tierra prometida. El problema es que cuando el Señor quiere comenzar a ordenar sus vidas ellos no entienden bien "la manera de Dios". Muchos cristianos recién convertidos escogen al azar cualquier iglesia para comenzar a asistir. Escogen una que se vea linda, o grande, o llena de jóvenes; o que les quede cerca a su casa para evitar la fatiga de un largo recorrido, etc.
Una verdad que nos enseña este pasaje, es que como pueblo de Dios, cada uno de nosotros pertenece a una de las 12 tribus de Israel (espiritual), por ello, ¡debemos tener muy claro cuál es esa tribu! porque cada una de ellas tiene su propia herencia y bendición particular en medio de la tierra. El Espíritu de Dios, que mora en nosotros nos guía constantemente y nos urge ser sensibles a su voz. Cabe mencionar un gran peligro: hay muchas otras tribus falsas, que echarían a perder nuestra vida y la de nuestra familia, así que no es cosa liviana si nos equivocamos. Puede haber muy malas consecuencias para nuestro futuro eterno.
Si somos humildes y pedimos con sinceridad, el Señor nos guiará al lugar apropiado, y nos colocará bajo esos Moisés que necesitamos para poder cruzar este desierto. Personas que podamos amar y respetar, es decir, nuestros verdaderos padres espirituales. En caso contrario, si el lugar en donde nos congregamos no es para nosotros, lo menos que puede suceder es que no vamos a crecer mucho espiritualmente y además seremos de esos que se la pasan inconformes y criticando todo a su alrededor.
Dejemos que "la manera de Dios" ponga orden a nuestra vida, amén.
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