Extracto del libro: Un tesoro en vasos de barro
Autor: Watchman Nee
El apóstol dijo que tenía un aguijón en su carne (2 Co. 12:7). No sé qué era ese aguijón, pero si sé que debilitaba a Pablo. El oró tres veces al Señor con respecto a dicho aguijón, con la esperanza de que el Señor se lo quitara. Pero el Señor le dijo: “Bástate Mi gracia” (vs. 8-9). El Señor dijo que aunque el aguijón debilitaba a Pablo, Su poder se perfeccionaba en esa debilidad. ¿Cómo puede ser el poder de Dios perfeccionado en la debilidad humana? El dijo: “Mi poder extenderá tabernáculo sobre tu debilidad”, lo cual significa: “Mi poder suplirá tu debilidad”. Esta es la vida cristiana genuina. Al ser cristiano no se elimina la debilidad, ni sólo se busca el poder del Señor. La vida cristiana consiste en que el poder del Señor se manifieste en la debilidad del hombre. Los cristianos no son una especie de ángeles que viven en la tierra. Ser cristiano significa que la debilidad del hombre puede manifestar el poder de Dios.
Permítanme darles un ejemplo. Una vez yo estaba seriamente enfermo. Me tomaron tres series de radiografías en dos meses, y en cada ocasión el diagnóstico fue muy serio. Oré, creí y esperaba que Dios me sanaría. A veces mi fuerza era más que de costumbre. Confesé delante de Dios que había sido fortalecido, pero estaba disgustado porque no sabía la razón por la cual Dios me trataba de esa manera. En ciertas ocasiones estaba bien y lleno de fuerza, pero recaía de repente. ¿Cuál era el propósito de Dios al darme esta fuerza temporal? Estaba muy angustiado. Un día mientras leía la Biblia, me encontré con 2 Corintios 12. Pablo oró a Dios tres veces con respecto al aguijón, pero el Señor no estuvo dispuesto a hacer nada, sino que dijo: “Bástate Mi gracia”. El Señor aumentó Su gracia debido al aguijón e incrementó Su poder debido a la debilidad.
Comprendí, entonces, lo que era ser cristiano. Mientras yacía en cama, le pedí al Señor que me mostrara más claramente qué significaba todo esto. Interiormente, vi como un barco en un río. El barco necesitaba tres metros de agua para navegar. Pero en el río había una roca bajo el agua, que se levantaba unos dos metros desde el fondo del río. Si el Señor lo deseaba, podía quitar ese peñasco para que el barco pasara, pero en lo más recóndito Dios me preguntó: “¿Sería mejor quitar el peñasco o hacer subir el nivel del agua tres metros?” Le dije al Señor que sería mejor que aumentara el nivel del agua.
Desde ese día muchas de mis dificultades se terminaron. No me atrevo a decir que nunca fui tentado de nuevo, pero alabo a Dios porque descubrí que El tiene otras maneras para suplir nuestras necesidades. Esta es la vida cristiana. Repito, en la vida cristiana no se elimina el peñasco; sino que se aumenta el nivel del agua. Esto es ser cristiano. ¿Hay dificultades? Por supuesto, todos las tenemos. ¿Hay pruebas? Sí, todos somos probados. ¿Hay debilidades? Obviamente todos tenemos debilidades. Sin embargo, tengan muy presente que por un lado, el Señor no elimina nuestra debilidad, y no nos da poder sin restricción, por otro. El poder de Dios se manifiesta en la debilidad, así como nuestro tesoro se manifiesta en vasos de barro.
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