"Y partieron de Sucot y acamparon en Etam, al borde del desierto." (Éxodo 13:20) Esta fue la segunda jornada de los hijos de Israel. Era el lugar límite entre el río Nilo y el desierto. La entrada al largo y duro desierto. A sus espaldas dejaban las tierras fértiles del único mundo que habían conocido para aventurarse, guiados por el buen pastor, en un viaje que duraría 40 años. Y no precisamente porque Dios lo quiso así, fue su recurrente incredulidad la que les hizo dar rodeos tantos años. Aún así, es hermoso saber que al inicio de este viaje, el Todo Poderoso ¡ya sabía todo lo que acontecería a su pueblo! y a pesar de sus pecados y errores él los guió a un plan maestro de redención. Al ser vez primera que los israelitas cruzarían el desierto, ya no podían depender de sus propias fuerzas. Etam es el lugar para los cristianos donde el Señor nos lleva al final de la confianza propia. Romanos 7:18 "Porque yo sé que en mí, es decir, en mi ...
"Yo soy la Vid verdadera... (Juan 15)
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