Extracto del libro: La Insensatez de la Indeterminación en la ReligiónAutor: Jonatán Edwards
"Y acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió palabra. " (1 Reyes 18:21)
Enseñanza: La indeterminación en la vida espiritual es muy insensata.
I. Muchas personas permanecen muy indeterminados en cuanto a la vida espiritual. Muchos que son bautizados, y profesan su vida espiritual, y parecen ser cristianos, están en sus mentes todavía claudicando entre dos pensamientos: nunca llegaron plenamente a una conclusión de si quieren ser cristianos o no. Fueron enseñados en la vida espiritual cristiana en su niñez, y escuchan la prédica de la Biblia, pero continúan y crecen y envejecen en un estado no resuelto de si quieren comprometerse con el cristianismo o no; y muchos continúan así toda su vida.
1. Algunas personas nunca determinaron en sus mentes, si hay alguna verdad en la vida espiritual o no. Escucharon de las cosas de la vida espiritual desde su niñez, pero nunca llegaron a una conclusión en su mente de si esto es real o fantasía. En particular, algunos nunca determinaron en sus mentes si existe algo así como la conversión. Escucharon hablar mucho de ello, y saben que muchos pretenden haberlo experimentado; pero nunca resolvieron si todo esto quizás sería solo hipocresía y pretensión. Algunos nunca llegan a una determinación de si las Escrituras son realmente la palabra de Dios, o el invento de hombres; y si las historias acerca de Jesucristo quizás son solo fábulas. Temen que todo es verdad, pero a veces dudan mucho de ellos. Cuando escuchan argumentos a favor, asientan que es verdad; pero cuando surge una pequeña objeción o tentación, lo cuestionan otra vez; así siempre vacilan y nunca se deciden.
2. Algunos nunca determinaron si desean entregarse a la práctica de la vida espiritual. Probablemente la mayoría decide ser religiosos en algún momento antes de morir; porque nadie desea ir al infierno. Pero siempre postergan la decisión, y nunca llegan a una conclusión en cuanto a su práctica en el presente. Hay muchos que nunca resolvieron el asunto de buscar, y dedicarse seriamente, a la salvación. Se halagan a sí mismos que podrían obtener la salvación aunque no la buscan tan seriamente, aunque se preocupan más por los asuntos del mundo que por su salvación. Escucharon muchas veces que debían buscar la salvación con todas sus fuerzas, pero nunca se convencen realmente de ello. Muchos nunca determinaron cuál parte escoger. Hay solo dos posibilidades que Dios ofrece al hombre: una es este mundo, con los placeres y beneficios del pecado, a los que sigue la miseria eterna; la otra es el cielo y la gloria eterna, con una vida negándose a sí mismo y respetando todos los mandamientos de Dios.
Muchos nunca llegan a una decisión entre los dos. Quisieran tener el cielo y este mundo también; quisieran tener la salvación y el placer del pecado también. Pero considerando el cielo y el mundo como Dios los ofrece, no tendrían ninguno de los dos. Dios ofrece el cielo solo con la negación de sí mismo y las dificultades que están en el camino; y ellos no quieren tener el cielo con estas condiciones. Dios ofrece el mundo y los placeres del pecado solo junto con la miseria eterna; y así ellos no quieren el mundo tampoco.
De hecho, en la práctica y en efecto, ellos escogen el pecado y el infierno. Pero en sus propias mentes no llegan a una conclusión. Mientras no encuentran ninguna dificultad o tentación, y pueden hacer su deber, como dicen, sin herirse mucho a sí mismos ni negarse mucho sus inclinaciones carnales, parecen escoger el cielo y la santidad. En otros momentos, cuando encuentran dificultades en su deber, y grandes tentaciones de beneficios mundanos, entonces escogen el mundo, y se apartan del cielo y de la santidad. Así pasan su vida sin decidirse, aunque en la práctica escogieron el servicio de satanás. De estas personas dice Santiago en 1:8: "El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos."
II. Continuar en este estado indeterminado en las cosas de la vida espiritual, es muy insensato, por las siguientes razones:
1. Las cosas de la vida espiritual son de suma importancia para nosotros. Si Dios existe o no; si las Escrituras son la palabra de Dios o no; si Cristo es el Hijo de Dios o no; si existe la conversión o no - esto hace una diferencia infinita en nuestra vida. Por tanto estamos bajo la más grande obligación de resolver en nuestras mentes si estas cosas son verdad o no. El que permanece indeterminado, y no investiga en estas cosas, actúa de manera muy insensata.
En vez de buscar e investigar acerca de los argumentos a favor y en contra, ocupan sus mentes con cosas infinitamente menos importantes; y actúan como si no les importara si existe la eternidad. Ningún hombre sabio se quedaría insatisfecho en esta pregunta; porque si la eternidad existe como las Escrituras aseguran, entonces cada uno de nosotros tiene su parte allí, o en el lugar de la recompensa eterna, o en el lugar del castigo eterno. Entonces no podemos quedarnos indiferentes hacia estos asuntos. Se trata de estados opuestos, no solo por algunos días en este mundo, sino por toda la eternidad. Es una locura infinita no llegar a una determinación.
2. Dios nos creó como criaturas razonables, capaces de determinar de manera racional. Dios hizo al hombre capaz de descubrir la verdad en los asuntos de la vida espiritual. La solución de estas preguntas no es más allá de nuestras capacidades. Dios dio al hombre suficiente entendimiento para que pueda determinar qué es lo mejor, llevar una vida de negarse a sí mismo y disfrutar de la felicidad eterna, o disfrutar del pecado y quemarse en el infierno para siempre. La pregunta no es difícil - la razón de un niño sería suficiente para determinarla. Por tanto, los hombres que permanecen indeterminados, actúan no como criaturas razonables, sino "como el caballo y el mulo, que no tienen entendimiento" (Sal.32:9).
3. Dios pone en nuestras manos la oportunidad de decidir nosotros mismos. ¿Qué mejor oportunidad puede desear un hombre, que tener la libertad de escoger su propio destino? Dios ha puesto la vida y la muerte delante de nosotros (Deut.30:19). Por tanto, los que descuidan su decisión, actúan de manera irrazonable, porque están tapando su propia luz, y descuidan una oportunidad tan gloriosa.
4. No tenemos muchas opciones entre las que escoger, sino solamente dos: la vida o la muerte, la bendición o la maldición, una vida de obediencia perseverante con gloria eterna, o una vida mundana, carnal, malvada, con miseria eterna. Si tuviéramos muchas opciones, y muchas de ellas tuvieran casi el mismo valor, entonces sería más entendible si alguien se queda indeciso por mucho tiempo. Pero hay solo dos alternativas. Y hay solo dos estados en este mundo: el estado del pecado y el estado de santidad; el estado natural y el estado convertido. Hay solo dos caminos para viajar, el camino angosto que lleva a la vida, y el camino ancho que lleva a la destrucción.
5. Dios nos ha dado toda la ayuda para decidir. Las Escrituras están abiertas ante nosotros, y todas las doctrinas del evangelio están expuestas, con sus razones y evidencias. Podemos buscar y probar su fuerza y suficiencia a nuestro antojo. Tenemos claramente expuestas ante nosotros las ventajas de ambos lados; la pérdida y la ganancia están específicamente declaradas. Cristo nos dijo fielmente lo que recibiremos, y lo que perderemos, al hacernos Sus seguidores. También nos dijo lo que recibiremos, y lo que perderemos, con una vida de pecado.
5. El nos dijo claramente que debemos tomar la cruz diariamente y seguirle a El; que debemos aborrecer a padre y madre, y esposa e hijos, y hermanos y hermanas, y aun nuestra propia vida, para ser Sus discípulos. Tenemos la oportunidad de calcular el costo imparcialmente por ambos lados, y somos instruidos a hacerlo (Luc.14:28). - Cuán irrazonable es, entonces, permanecer indeciso y no llegar a una conclusión de si uno quiere ser cristiano o pagano, ser de Dios o del diablo.
6. No podemos esperar estar más tarde en mejores condiciones para decidir que ahora. Nunca tendremos una revelación más clara de la verdad del evangelio; nunca tendremos una exposición más clara de las ventajas y desventajas de ambos lados como ya la tenemos en la palabra de Dios; y no es probable que algún día sepamos mejor qué es bueno para nosotros. Entonces, los que postergan su decisión, solo están dando a Satanás más oportunidad de oscurecer sus mentes, de engañarles y de llevarles por el camino equivocado.
7. Si alguien no llega a una decisión en esta vida, Dios decidirá por él, y le dará su parte con los malvados. Si los pecadores, al negarse a escoger o el cielo o el infierno, pudieran evitar ambos, su necedad no sería tan grande. Pero este no es el caso; si ellos permanecen indecisos, Dios decidirá por ellos, y su parte será en el lago que arde con fuego y azufre para siempre.
8. El que posterga la decisión es irrazonable, porque no sabe cuán pronto habrá pasado la oportunidad de decidir. Esta oportunidad dura solamente mientras estamos con vida; una vez que acaba la vida, el asunto estará cerrado. Aquellos que perdieron esta oportunidad, estarían felices si pudieran escoger después; entonces no dudarían en qué escoger. Los juicios de los pecadores, después de esta vida, se resuelven rápidamente. Pero entonces será demasiado tarde; su oportunidad pasó. Ellos darían el mundo entero por una segunda oportunidad de escoger; pero no la tendrán.
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