Extracto del libro: LA VID VERDADERA
Autor: Andrew Murray
FRUTO. Esta es la palabra siguiente: Vid, Labrador, rama, y ahora fruto. ¿Qué tiene que decirnos el Señor sobre el fruto? Esto, simplemente: que el fruto es aquello para lo que existe la rama, y que si la rama no lleva fruto, el labrador la quita. La vid es la gloria del labrador; la rama es la gloria de la vid; el fruto es la gloria de la rama; si la rama no lleva fruto, no hay gloria o valor en ella; es una ofensa y un estorbo; el labrador la quita. La única razón para la existencia de una rama, la marca de ser una verdadera rama de la vid celestial, la condición de que se le permita por parte del divino Labrador participar de la vida de la Vid es: para que traiga fruto.
Y ¿qué es el fruto? Algo que lleva la rama, no para sí misma, sino para el propietario; algo que es recolectado y que alguien se lleva. La rama recibe, en verdad, savia para su propia vida, por medio de la cual se hace más gruesa y más fuerte. Pero esta provisión para su propio mantenimiento está enteramente subordinada al cumplimiento del propósito de su existencia: el traer fruto. Es a causa de que los cristianos no entienden o aceptan esta verdad que fallan en sus esfuerzos y en sus oraciones para vivir la vida de la rama.
A veces la desean con sinceridad; leen, meditan y oran, y, con todo, fracasan, y se preguntan por qué. La razón es muy simple: no saben que el dar fruto es aquello para lo que existen. De la misma manera que Cristo pasó a ser la verdadera Vid con sólo un objetivo, tú has sido hecho rama también con un objetivo: el de dar fruto para la salvación de otros hombres. La Vid y la rama están igualmente bajo la ley establecida de dar fruto como razón de su existencia. Cristo y el creyente, la Vid celestial y la rama, tienen en el mundo el mismo propósito exclusivo de transmitir el amor salvador de Dios a los hombres. De ahí las solemnes palabras: «Toda rama que en mí no lleva fruto, lo quita.»
Tengamos muy presente esta posible gran equivocación. Muchos cristianos piensan en su propia salvación como la primera cosa; su vida temporal y su prosperidad, con el cuidado de su familia a continuación; y el tiempo e interés que quedan pueden ser dedicados a llevar fruto para salvar a otros hombres. No es de extrañar que en muchos casos quede muy poco tiempo e interés. No. Cristiano, el objeto por el cual has sido hecho miembro del cuerpo de Cristo es que la Cabeza pueda usarte para llevar a cabo su obra salvadora. El objeto por el que Dios te ha hecho una rama es que Cristo pueda llevar vida a otros a través de ti.
Tu salvación personal, tu negocio y el cuidado de tu familia están enteramente subordinados a esto. Tu primer objetivo en la vida, cada día, debe ser saber cómo desea Cristo que lleves a cabo sus propósitos. Empecemos a pensar como Dios piensa. Aceptemos las enseñanzas de Cristo y respondamos a ellas. El propósito por el cual soy una rama, la marca de ser una verdadera rama, la condición para permanecer y crecer, es que lleve el fruto de la Vid celestial a los que están muriendo. Y aquello de que estoy perfectamente seguro es que, con Cristo como Vid y el Padre como Labrador, puedo ser verdaderamente una rama fructífera.
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Querido Padre: Tú vienes a buscar fruto. Enséñanos, te rogamos, a comprender cuan verdaderamente es éste el objetivo de nuestra existencia y nuestra unión con Cristo. Haz el deseo esencial de nuestros corazones el ser ramas, tan llenas del Espíritu de la Vid, que llevemos fruto abundantemente.
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